domingo, 29 de marzo de 2009

Expiracion...



A veces cuando piensas en la muerte
Solo la observas
La husmea
La sonríe
Y la lloras.

Es el vaticinio que vuelve a la cabeza
Como una conciencia que te fastidia
Es el último juego del jaque
Como el brebaje oportuno que engaña.

A veces cuando uno piensa en suicidio,
Ella te persuade, te seduce
Y te conduce a su caverna
Para no regresar jamás.

“Solo tira del rígido gatillo
Bebe tu áspera cicuta
Frénate de la indomable soga
O arrójate al interminable vacío”.

La muerte, que es la muerte?
Es el regreso al nacimiento,
Hacia el principio.
La expiración que se esfuma
Y la historia termina cuando los ojos se cierran.

Hoy no falleceré, pero quisiera sentenciarla,
Juzgarla como si fuera mi Dios.
A que se aleje por siempre
Como el anciano, cuando sueña
Para después solo esperarla.

El camino al futuro, es el camino a la muerte
Es ella la que interrumpe la alegría
Y la que amenaza hasta ese día
En donde todos te observan
Y todos
Te lloran.

sábado, 28 de marzo de 2009

Te necesito.

porqe te has ido cuando mas te necesitaba te nesesito ahora y lo seguire haciendo te amo y siempre lo hare

Porque te has ido?

Porque? te has ido tan antes de tiempo porque nunca llegamos al primer beso te necesito te quiero me prometiste estar con migo cuando todo acabara te quiero a mi lado pero moriste antes de tiempo moriste sin decirme nada solo pude ver tus ojos perdiendo el brillo al morir te amo y esperare la resureccion de los inmortales para tenerte nuevamente a mi lado...

Todas las cosas moriran.

Todas las cosas morirán, El río azul claramente derrama su corriente bajo mi ojo. Cálido y amplio, el viento del sur arrasa los cielos; Una tras otra, las blancas nubes son derretidas. Cada corazón que esta mañana late con pasión, lleno de precaria alegría, algún día, sin embargo, morirá. La corriente dejará de fluir, La brisa cesará su canto, Las nubes no flotarán, El corazón ardiente callará, pues todas las cosas morirán. Todas las cosas morirán. La primavera será tempestad; Oh, vanidad! La muerte aguarda en el umbral. Mira! todos nuestros amigos abandonan el vino y la alegría... Nos llaman, debemos ir. Yace abajo, bien abajo. El la Oscuridad debemos reposar. Las risas alegres permanecen graves; y el canto de las aves, o el viento sobre la colina, no volverán a ser oídos. ¡Oh Miseria! ¡Escuchen todos! la Muerte nos llama mientras derramo mis versos. La mandíbula cae, La mejilla cálida empalidece, Los fuertes brazos se abaten, El hielo y la sangre se mezclan, La mirada se vuelve rígida; Nueve veces la campana resuena: Vosotras, almas alegres, adiós. La vieja Tierra nació, como los hombres saben, en años perdidos. Pero la vieja Tierra morirá. Dejad entonces que el cielo ruja y que las azules olas azoten la costa. Nunca veremos a través de la eternidad, todas las sutilezas que nacen, algún día ya no serán, pues todas las cosas morirán.

jueves, 26 de marzo de 2009

La Paciencia

La paciencia no es pasividad ante el sufrimiento, no reaccionar o un simple aguantarse: es fortaleza para aceptar con serenidad el dolor y las pruebas que la vida pone a nuestra disposición para el continuo progreso interno. A veces las prisas nos impiden disfrutar del presente. Disfrutar de cada instante sólo es posible con unas dosis de paciencia, virtud que podemos desarrollar y que nos permitirá vivir sin prisas. La paciencia nos permite ver con claridad el origen de los problemas y la mejor manera de solucionarlos. La paciencia es la virtud por la que soportamos con ánimo sereno los males y los avatares de la vida, no sea que por perder la serenidad del alma abandonemos bienes que nos han de llevar a conseguir otros mayores. La paciencia es una virtud bien distinta de la mera pasividad ante el sufrimiento; no es un no reaccionar, ni un simple aguantarse: es parte de la virtud de la fortaleza, y lleva a aceptar con serenidad el dolor y las pruebas de la vida, grandes o pequeñas. Identificamos entonces nuestra voluntad con la de esa “chispa” divina de la que procedemos, y eso nos permite mantener la fidelidad en medio de las persecuciones y pruebas, y es el fundamento de la grandeza de animo y de la alegría de quien está seguro de hacer lo que le dicta su propia conciencia. La paciencia es un rasgo de personalidad madura. Esto hace que las personas que tienen paciencia sepan esperar con calma a que las cosas sucedan ya que piensan que a las cosas que no dependen estrictamente de uno hay que darles tiempo. La persona paciente tiende a desarrollar una sensibilidad que le va a permitir identificar los problemas, contrariedades, alegrías, triunfos y fracasos del día a día y, por medio de ella, afrontar la vida de una manera optimista, tranquila y siempre en busca de armonía. Es necesario tener paciencia con todo el mundo, pero, en primer lugar, con uno mismo. Paciencia también con quienes nos relacionamos más a menudo, sobre todo si, por cualquier motivo, hemos de ayudarles en su formación, en su enfermedad. Hay que contar con los defectos de las personas que tratamos –muchas veces están luchando con empeño por superarlos-, quizá con su mal genio, con faltas de educación, suspicacias... que, sobre todo cuando se repiten con frecuencia, podrían hacernos faltar a la caridad, romper la convivencia o hacer ineficaz nuestro interés en ayudarlos. El discernimiento y la reflexión nos ayudará a ser pacientes, sin dejar de corregir cuando sea el momento más indicado y oportuno. Esperar un tiempo, sonreír, dar una buena contestación ante una impertinencia puede hacer que nuestras palabras lleguen al corazón de esas personas. Paciencia con aquellos acontecimientos que llegan y que nos son contrarios: la enfermedad, la pobreza, el excesivo calor o frío... los diversos infortunios que se presentan en un día corriente: el teléfono que no funciona o no deja de comunicar, el excesivo trafico que nos hace llegar tarde a una cita importante, el olvido del material del trabajo, una visita que se presenta en el momento más inoportuno. Son las adversidades, quizá no muy trascendentales, que nos llevarían a reaccionar quizá con falta de paz. En esos pequeños sucesos se ha de poner la paciencia.

Delirio

Voy perdiendo la línea de tu sonrisa, en lentitud dolorosa se borra de mi memoria. Aquel perfil que bese sin que lo supieras, se ha desvanecido, por más intentos hechos te has desaparecido de mis latidos. He perdido el sonido de tu palabra, extraviadas quedán las promesas de amor, voy lento, desandando el camino muchas voces, ya no hay frío, el amor llega en los brazos del delirio.

Silencio Por Favor.

Silencio por favor, que el sonido del llanto no despierte mi desolación, dejadla dormir, que sueñe que tenga ilusión que el amor está ahí. Silencio por favor, apagad vuestros aplausos mi verso no quiere deidad, tan solo un poco de soledad para pensar en él.